La manera ética de que nuestros niños adquieran destrezas vitales para la vida está regida por cuatro técnicas de enseñanza, conocidas como las cuatro "E" de la educación. La primera de las cuales es el ejemplo, la segunda la exhortación, le sigue la expectativa y por último la emulación.
La técnica más efectiva: El ejemplo
De estos cuatro elementos, se ha demostrado que más efectivo es la enseñanza con el ejemplo. Desde la cuna, los niños aprenden a imitar las acciones de los adultos y en su niñez continúan conservando permanentemente todo lo que hacemos, tanto en lo positivo como en lo negativo, para incorporarlo a sus conocimientos y a sus valores, que son los que con seguridad exhibirán en sus conductas durante toda su vida
El ejemplo hará que los niños puedan ver las conductas que tienen reproducir y distinguirlas de aquellas que no deben realizar. La importancia del ejemplo de los padres hará que las palabras que se les digan sean respaldadas y tengan coherencia. No olvidemos que los niños aprenden hablar escuchando a sus padres, a comer imitando los comportamientos de sus padres en la mesa, estos ejemplos son algunos casos donde mostrar buenas conductas sobre nuestros hijos hará que ellos las imiten.
La exhortación como técnica para enseñar
La exhortación, la segunda de la técnica para la educación de los niños, consiste en indicarles a los niños las acciones o actitudes que deben seguir en determinados momentos o antes alguna circunstancia en especial. Es abiertamente instructiva, con mensajes como "haz de este modo la tarea", "ordena tu habitación", "compórtate bien ante las visitas", entre otras cosas
Estos mensajes imperativos deben hacerse de manera afirmativa, no deben plantearse de manera negativa como "no hagas la tarea así", "no desordenes tu cuarto", "no te comportes de esa manera", etc. La razón se debe a que las negaciones solo indican el error que ha cometido el niño, sin señalarle cuál es la oportunidad de mejora al respecto.
Sin embargo, la exhortación implica en ciertas ocasiones el inconveniente de impartir la instrucción en presencia de otras personas extrañas, especialmente de otros niños, pues los más pequeños hacen lo contrario, para tratar de demostrar que son independientes, que hacen lo que desean y no reciben orden de nadie. Incluso los adultos actúan de esta manera, caen en la tentación de hacer lo vedado, como pisar sin permiso el pasto del parque o estacionar el carro en sitios no autorizados.
Estos ejemplos, que forman parte de la vida cotidiana de muchas personas, refuerzan en los niños conductas con valores negativos con una alta tendencia a actuar de manera subrepticia. La exhortación es por tanto es un arma de doble filo cuando el niño ve la orden como un desafío a la autoridad, cuando las ordenes se realiza ante otras personas.
Las expectativas para una educación completa
La tercera "e" de la educación para los niños es la expectativa, esta es una manera más indirecta de lograr que las conductas deseadas sean cumplidas, y además funciona como estímulo preciso frente a posibles circunstancias.
Así, si estamos esperándola visita de un pariente que proviene del exterior o que es extraño para el niño y felicitamos a nuestros pequeños por su buen comportamiento delante de ellos o de personas que no conviven con la familia de mamá, papá o hermanos, es más probable que su conducta durante los días que dure la visita sea bastante positiva.
Las investigaciones psicológicas en el campo de la infancia, realizadas en prestigiosas universidades de los Estados Unidos, mostraron con un experimento que las expectativas son más eficientes que las exhortaciones, esto lo hicieron utilizando estudiantes de colegio probando hasta qué punto podría cambiar la conducta de los niños.
El desarrollo del experimento consistió en aplicar una prueba para medir coeficiente intelectual y les asignaron resultados falsos, según los cuales los que tenían menor calificación en clase tenían capacidades psicológicas superiores a los de sus compañeros, aunque en realidad estaban en el mismo nivel que ellos.
Un año después los investigadores aplicaron otra prueba de evaluación y los resultados arrojaron que esos niños en efecto habían superado a sus compañeros; con lo cual lograron demostrar que los niños habían respondido, aunque no fuera conscientemente, a las expectativas que les habían planteado los adultos.
De este modo los investigadores lograron mostrar que las expectativas funcionan como estímulos previos frente a posibles circunstancias, para lograr conductas deseadas.
La emulación o presentación de modelos positivos
La cuarta y última técnica para la una educación completa de los niños es la emulación, esta consiste en presentar modelos de personas para que sean admiradas y seguidas por los niños. Incluso, es una técnica que utiliza la publicidad con actores, músicos o ejecutivos exitosos que consumen determinados productos y cuyo ejemplo ha de ser seguido por quienes vean los comerciales en televisión o revistas.
Una educación completa de nuestros niños debe implicar que los padres somos modelos para nuestros hijos y en la medida en que actuemos de determinada manera, ellos con su imitación harán lo mismo, tendrán las conductas que nosotros consideramos positivas.
Estas cuatro claves permitirán que los niños se desarrollen de forma completa y psicológicamente sana, que construyan un futuro como adultos donde logren manejar eficientemente la inteligencia emocional que les permita adaptarse a los diferentes cambios que atravesarán el resto de sus vidas.
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